EL
OBSERVATORIO METEOROLOGICO DE IGUELDO
(08027)
DONOSTIA / SAN SEBASTIÁN
La historia del Observatorio
de Igueldo arranca el
En septiembre de 1882 aparece el primer número del
llamado “Boletín Meteorológico” del periódico “El Urumea”.
Y en Bizarritz llega a celebrarse en octubre de 1886,
el Primer Congreso Internacional de Hidrología y Climatología.
Estos prolegómenos dan paso con la llegada del nuevo
siglo a nuevos retos. Como el Observatorio de los Agustinos de Gernika, que quería tener un ámbito regional, y que echó a
andar a finales de 1898, informando a Bilbo y Donostia del tiempo previsto durante las próximas 24 horas.
Pero será un hombre, el Padre Juan Miguel Orkolaga,
quien se convierta en el máximo exponente de profesionalidad en cuanto a “modus operandi” y aciertos. Casi
se le podía considerar como un auténtico fenómeno de masas y es que no había
periódico que no se hiciera eco de sus pronósticos.
Su más grande empresa, su más grande legado, fue, sin
duda, la creación del Observatorio de Igueldo, un nacimiento
no exento de polémica recogida fielmente en la prensa de la época. Las
Diputaciones Guipuzcoana y Vizcaína se negaban en un principio a dar su apoyo
económico al proyecto. Además, parece que en un primer momento, la idea era
ubicar el observatorio en el Cabo Machichaco, pero
realizado el pertinente reconocimiento del terreno, hasta el propio Orkolaga se retractó de su idea primitiva. Por eso el Monte
Igueldo fue el lugar definitivo.
La por entonces Corporación provincial de Guipúzcoa
parecía tener clara la necesidad de un observatorio que sirviera para “anunciar
las alteraciones atmosféricas y prevenir, de esta suerte, las frecuentes desgracias entre las gentes de
la mar de nuestras costas”. El Padre Orkolaga ya
llevaba un tiempo haciendo pronósticos y ganándose la gratitud de
Las Diputaciones guipuzcoana y vizcaína accedieron por
fin al proyecto y a encomendárselo al padre Orkolaga,
aunque es cierto que crearon comisiones para que valoraran la validez real de
los pronósticos meteorológicos de aquel hombre que, todo hay que decirlo,
avisaba del tiempo cuando los cambios del mismo iban a peor. Precisamente fue
un
Por preferir Igueldo a Machichaco y por su condición de “cura” integrista, fueron
innumerables las humillaciones y pegas que tuvo que sufrir por parte de
periodistas y políticos bilbaínos, e incluso guipuzcoanos, hasta que logró un
apoyo económico, muy poco generoso, de
Lo hace, de manera oficial,
No fueron tiempos fáciles, ni para el Padre Orkolaga ni para su hermano Pedro quien le sustituyó al
frente del observatorio en ausencia del primero durante una larga estancia en
tierras mejicanas, donde organizó los servicios de previsión meteorológica de
la capital azteca; también por la delicada salud que arrastraba. Eso, y las
críticas que debió aguantar en esos primeros años fue minando la salud del
vicario de Zarautz.
Tanto
es así que tuvo que ser una tragedia, la histórica galerna del 12 de agosto de
1912, la que le devolvería su nunca perdido crédito. A pesar de anticiparla con
24 horas de antelación a todos los puertos, desde Galicia hasta Bayona, el
aviso de Orkolaga no fue suficiente. Se hundieron 15
lanchas pesqueras de Bermeo, Lekeitio
y Elantxobe; perecieron 143 pescadores, 115 de ellos
de Bermeo. Pero salvó a muchos cientos más de vidas
de quienes no salieron a la mar en aquella jornada marcada por el buen tiempo y
que horas después se tornó en mortal.
Es en 1913 cuando en el Observatorio se instala la
telegrafía sin hilos; un año que arranca otra vez mas, de forma trágica: doce
pescadores ahogados. En el año 1914 corren meses de borrascas; también en el
Observatorio: No llegan las predicciones. La razón era sencilla, aunque triste
y dolorosa: Juan Miguel de Orkolaga se moría. Una
oclusión intestinal pudo con la floja salud que arrastraba desde niño.
A la muerte de Orkolaga y hasta
el advenimiento de
Otro nombre propio ligado a la historia de Igueldo fue el de Carlos Santamaría Ansa,
que asume la dirección del Centro Meteorológico cuando éste queda encuadrado en
el Servicio Meteorológico Nacional. Santamaría dirigió Igueldo
durante 40 años, epoca en la que Igueldo
quedó controlado por el bando sublevado en
Después llegó a la dirección del Observatorio el
recientemente malogrado José Ignacio Alvarez Usabiaga. Otra suerte de hombre para proseguir la ingente
labor de quienes le precedieron. Asumió el cargo en 1978, ocho años después de
ingresar como Ayudante de Meteorología en el centro de Hondarribia. Cuando se
hizo cargo del puesto, no dudó en afirmar que la ciencia que tanto amaba “se
encontraba en la prehistoria”. Y él fue uno de los que la sacó de ahí.
A Usabiaga, el Observatorio
Meteorológico de Igueldo le debe una cosa, entre
muchas. Que las instalaciones no fueran automatizadas. Fue un firme defensor de
las manuales, aunque más caras, mucho más fiables. Eso hace que hoy Igueldo, sea uno de los mejores observatorios de Europa,
como no tiene reparo en asegurar Margarita Martín, su actual responsable, otra
entusiasta de su trabajo al mando de esta nave, en su convencimiento de que el
centro no es lo suficientemente reconocido.
Los tiempos han ido cambiando desde el Padre Orkolaga. Sin embargo la finalidad de los observatorios
como el que se eleva en el Monte Igueldo siguen
siendo los mismos. Hoy, Igueldo, depende del
Instituto Nacional de Meteorología y a diario recibe los datos meteorológicos
recogidos de las estaciones principales de los aeropuertos de Sondika, Foronda y Hondarribia.
Margarita Martín,
Directora del CMT en el País Vasco
Aunque casi todos los guipuzcoanos han oído hablar de
este Observatorio, muy pocos conocen su verdadera importancia. Es un
Observatorio de primera división por varios motivos:
·
Por la longitud de su serie climatológica
(1928-2005). El Observatorio tomaba datos desde el
·
La calidad de los datos de Igueldo
es excepcional, si se tiene en cuenta que no ha sufrido cambios en su emplazamiento,
ni de instrumentación, ni de su entorno. Casi ningún otro observatorio cumple
estas condiciones. Además, Igueldo está atentido las 24 horas del día por personal observador
profesional. Esto no ocurre en otros observatorios en los que se dspone de personal sólo de día y las observaciones
nocturnas de obtienen de las bandas de registro, a a.
·
El Observatorio pertenece a
El
Observatorio de Igueldo se ha mantenido, desafiando
todos los vaivenes históricos. A esto no ha sido ajeno el hecho de que la
mayoría de los observadores habían nacido y crecido al lado del Observatorio y
se sentían vinculados a él. Estos observadores han tenido que soportar
temporales de lluvia, viento, temperaturas extremas y, a pesar de todo, han
realizado la observación. A veces muy arriesgada, por los rayos y fuertes
rachas de viento. En ocasiones se han quedado aislados en el Observatorio, sin
luz ni calefacción. Durante las décadas del 56 hubieron de recurrir a la caza
para poder comer, por que el depósito de hielo alrededor del Observatorio
impedía entrar o salir. En estas condiciones nunca dejaron de hacer sus partes
y transmitirlos.
Los
sistemas se han ido perfeccionando. Ahora la automatización es una ayuda para
la observación manual, pero también un peligro. La calidad de la observación
automática esta muy lejos de la manual, pero es mucho más barata. Los
observatorios que quieran conservar la observación manual deben de adaptarse a
las circunstancias actuales.
José Luis Pelayo Arce
Observatorio Meteorológico de Igueldo
Las nubes desde el Observatorio
de Igueldo
Igueldo, o más bien
Jalonado por diversas
elevaciones que rompen la línea recta de la sierra, se eleva muy próximo al mar
cantábrico del que tan sólo dista apenas dos kilómetros. Visto desde el mar, Igueldo ofrece una impresionante muralla que se eleva hasta
cerca de los
En uno de los rellanos de
esta sierra se emplaza desde el año 1905 el Observatorio Meteorológico y
Marítimo de Igueldo, fundado por el P. Juan Miguel de Orkolaga, perteneciente a la red
de observatorios principales del Instituto Nacional de Meteorología.
Desde la atalaya que
constituye el Observatorio los horizontes se ensanchan permitiendo, en días
despejados y calmos, que las vistas hacia la costa abarquen desde el Cabo Machichaco al Cabo Híguer,
distinguiéndose a veces la arenosa costa de las Landas
francesas.
Hacia el interior puede
divisarse buena parte de Guipúzcoa, permitiendo admirar las elevaciones más
importantes y representativas de esta provincia vasca: Adarra, Txindoki, Ernio,
Andaxta, Txoritoquieta, San Marcos, etc. Incluso las primeras estribaciones de
los Pirineos encabezadas por la hermosa silueta del Larhune.
Sin embargo gracias al
magnífico emplazamiento del Observatorio, las nubes cobran una especial
relevancia. A los temibles temporales cantábricos se les divisa mucho antes de
que descarguen su furia contra Igueldo; en dias de viento sur, es éste el que juega con las nubes
haciendo que adopten formas recortadas y
definidas. En los dias de calma son magníficas las puestas
de sol, en las que se conjugan infinidad de colores, texturas y matices, desde
el anaranjado, hasta el rojo fuego teniendo siempre como telón de fondo el azul
puro y limpio del cielo norteño.
Las fotografías que se
muestran a continuación fueron tomadas entre los intervalos que median a la
hora de transmitir los partes meteorológicos. Algunas veces no sin cierto
riesgo ya que algunas de ellas están realizadas desde la terraza del
observatorio, donde la furia del viento se deja sentir sobremanera.